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Ella y Yo Dos generaciones, una sola visión. Ella con la plenitud que los años le dan y la serenidad en su mirar. Yo, miro entusiasmado lo que me queda por recorrer; ella recuesta su dignidad, su grandeza. Yo sostengo alegre lo que por naturaleza herede. Ella holgada, plena, satisfecha, agradecida. Yo cual polluelo goloso me atragantó de emoción al regreso de la madre. Ella ya no tiene prisa; el tiempo ya no importa, yo y mis apuros y el tiempo me queda chico. Ella ya no espera casi nada. Yo aún siento el alforja liviana. Ella recorre su niñez, su infancia en su memoria, yo imagino viajes fantásticos a algún lugar lejano.
Ella no guarda rencores, en ella no existe sentimientos hostiles. En mi cuando me invaden los trato de apartar tan rápido como llegan. La fe de mi madre es tan fuerte y es lo que la sostiene. Yo comprometo mi alma y mi fe cada día es mucho más clara y sincera. Ella está hecha de una madera noble, fuerte. Yo apenas soy una ramita de ese bendito tronco. Ella es mi madre.